En dupla con el Ministerio de Salud, las autoridades de la Liga Mayor de Fútbol (LMF), impusieron marca personal sobre la escurridiza, veloz y amenazante pandemia de COVID-19 que se mueve sigilosamente en el territorio salvadoreño.
La barricada para evitar que la mortal pandemia esquiva marcas y goleara la salud de los salvadoreños se uniformó en los seis escenarios deportivos que albergaron los seis partidos del fútbol privilegio: un centinela con alcohol gel en manos y otro con termómetro custodiaban las entradas, y dentro verificaban el distanciamiento social.
En el estadio Gregorio Martínez de Chalatenango, por ejemplo, fueron ocho galenos y el perifoneo constante los que se encargaron de verificar que los protocolos de bioseguridad se cumplieran y la misión se cumplió casi al pie de la letra.
Los galenos estimaron que el 100 % de los hinchas que fueron testigos del duelo entre los alacranes y albos usaron mascarilla, y que si hubo incumplimiento de normas fue leve.
En Oriente, el juego Águila-Jocoro también experimentó el cumplimiento de los protocolos sobre todo en el sector de sol que es el más espacioso, y eso permitió que al final del encuentro no hubiera quejas.
Igual, el exárbitro mundialista Joel Aguilar Chicas, quien actuó como supervisor, en el juego que protagonizaron Municipal Limeño y Firpo afirmó que durante el encuentro se cumplieron las medidas anti COVID-19 y que no se reportaron mayores inconvenientes.
La hinchada que presenció el duelo FAS-Sonsonate también mantuvo la cordura y respetó los lineamientos establecidos.
«Se pudo comprobar que en todas las entradas había alcohol gel, limpieza de pie y toma de temperatura. FAS estaba prevenido, el aforo del estadio estaba bien acondicionado y mientras siga así vamos a seguir viendo el fútbol», dijo el exárbitro Rodolfo Sibrián.
«Creo que obedecieron bastante bien [los aficionados]. Casi el 100% de todas las personas andan mascarilla, las que no participan del partido y eso es muy loable porque quieren a su equipo y quieren al fútbol», celebró.