El Salvador cuenta con la mayor cantidad de Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en la región, tras un año de pandemia. Se pasó de 30 a 1,000 camas para pacientes de extrema urgencia médica en el sistema hospitalario público.
Una de las principales preocupaciones de todos los países a raíz de la propagación de COVID-19 es no contar con la suficiente capacidad de UCI para responder adecuadamente ante la demanda de pacientes delicados.
En Costa Rica reporta 297 camas UCI, de acuerdo con informes periodísticos, mientras que en Guatemala disponen de 556 unidades y en Honduras 531. En el caso de Panamá reportaron que el 45 % de las UCI estaban ocupadas, sin precisar el número de unidades.
El Gobierno del Presidente Nayib Bukele ha hecho grandes esfuerzos por obtener la mayor capacidad instalada de UCI y brindar la mejor atención a los pacientes, incluso en contra de los ataques de adversarios y de la oposición política quienes cuestionan al Gobierno por la adquisición insumos y equipos médicos.
Desde el inicio de la pandemia la oposición política criticó al Gobierno de “alarmista” por la implementación de las primeras acciones sanitarias preventivas, como el cierre de los aeropuertos y fronteras terrestres, las cuarentenas domiciliares y la suspensión del transporte público de pasajeros, entre otras que funcionaron.
Se le quitaron casi todos los instrumentos legales al Gobierno para poder continuar con ese tipo de acciones preventivas que tuvieron como fin principal cuidar de la población ante la propagación del virus.
Ahora, muchos gobiernos han retomado esas mismas acciones porque dan resultados para desacelerar el número de contagios de persona a persona, están volviendo a limitar la movilidad de sus ciudadanos y al encierro domiciliar, otros más radicales, han llegado a la decisión de declarar toques de queda.
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