Brasil y Perú, los países más perjudicados en América Latina por la pandemia
Estos dos países suramericanos viven una situación compleja en las últimas semanas por un incremento sustancial de los contagios y los fallecimientos. Ambos países tienen el sistema sanitario en algunas de sus regiones al borde del colapso y una importante crisis política. ¿Cómo se llegó a esto?
América Latina está sufriendo durante estas semanas las peores consecuencias de la pandemia de Covid-19. A este continente el virus ha tardado más en llegar con virulencia, pero ya tiene varios grandes focos. Los más afectados hasta la fecha son Brasil, con más de 260.000 casos y más de 17.000 muertes, y Perú, que roza los 100.000 positivos y supera los 2.900 decesos.
Las razones por las que estos dos países se han convertido en los principales focos del continente atienden a varios factores sociales, económicos y políticos, pero las consecuencias que se derivan por la crisis sanitaria son las mismas que ya se vieron primero en Europa y después en Estados Unidos: un inminente colapso sanitario por lo implacable de la pandemia.
En ambos países, el manejo del contagio ha derivado en tensiones políticas y dimisiones, aunque de entre los dos países llama la atención, en especial, la gestión sanitaria ejercida por Brasil y su presidente, el ultraderechista Jair Bolsonaro.
Brasil: entre el negacionismo institucional y los llamados a la apertura económica
Brasil aún no ha llegado al pico de la enfermedad. Aunque las autoridades anunciaron que este llegaría en torno a mayo, muchos expertos señalan que no llegará sino hasta julio, y los datos que presenta el país son preocupantes. En las últimas semanas, los contagiados se han multiplicado exponencialmente hasta convertirse este lunes 18 de mayo en el tercer país del mundo con más positivos de la enfermedad.
Brasil tiene varios focos descontrolados dentro de sus fronteras, pero los que más preocupan a las autoridades sanitarias son los que se presentan en Sao Paulo y en el Amazonas. La primera región tiene una gran densidad de población y la segunda carece de un sistema sanitario óptimo para afrontar una pandemia de tales características.
En Brasil se ha tenido más tiempo para reaccionar a la enfermedad que en Europa, pero aquí ha jugado un papel clave el factor político.
Jair Bolsonaro ha sido uno de los grandes negacionistas de la gravedad de la enfermedad. El mandatario se ha saltado en varias ocasiones las restricciones sanitarias, se ha negado a cerrar la economía y hasta calificó la enfermedad de «gripecita» en uno de sus discursos.
Para Bolsonaro lo prioritario es no cerrar al país, y esta postura le ha traído varios conflictos políticos. El primero de ellos fue dentro de su Ejecutivo. En lo que va de crisis sanitaria han dimitido ya dos ministros de Salud debido a las discrepancias mantenidas con el mandatario durante la gestión.
El otro conflicto se ha dado con los gobernadores y alcaldes que sí decidieron imponer restricciones en las ciudades. Bolsonaro les ha instado a que reabran la industria y el comercio, pero muchos de ellos han preferido mantener la cuarentena.
La gobernación de Sao Paulo, el estado más poblado y afectado por la enfermedad, admitió que estudia imponer una cuarentena total debido a que las medidas de distanciamiento social hasta ahora adoptadas no se han mostrado efectivas y a que espera un colapso en su sistema de salud.
Según Bruno Covas, alcalde de Sao Paulo, capital regional y mayor ciudad brasileña y sudamericana, las camas del sistema público de salud con unidades de cuidados intensivos están en un 90 % ocupadas y las camas de enfermería en un 76 %.
Durante estas semanas los brasileños han recibido órdenes contradictorias acerca del confinamiento por parte de las administraciones locales, regionales y nacionales. Algo que ha hecho que muchos no cumplan con las normas básicas de distanciamiento social impuestas en la mayoría de los países del mundo y que el virus se extienda con facilidad.
Una cuarentena que no ha sido lo suficientemente estricta, unida a una falta de control policial, hizo que millones de personas se desplazaran durante la festividad de Semana Santa en el país y que, desde entonces, todo empeorase.
Perú: un sistema sanitario al borde del colapso
Perú tomó el virus en serio desde un principio, fue uno de los primeros países en decretar la cuarentena obligatoria en la región debido a la enfermedad. Pero ello no evitó la expansión de esta. ¿Las razones? Todo apunta al incumplimiento sistemático del confinamiento por parte de sus ciudadanos. Incumplimiento que viene dado por la necesidad, de una parte significativa de su población, de salir a la calle para vivir del día a día.
Perú comenzó este lunes su décima semana de cuarentena con un récord de fallecidos al registrar 141 el domingo, el registro más alto desde que comenzó la emergencia en el país. Allí, los casos acumulados ya rozan los 100.000, con más de 2.914 víctimas mortales.
Casi 400 personas fallecieron en sus casas, sin llegar a ser atendidos en un hospital, lo que denota el desborde del sistema sanitario en determinados departamentos del segundo país de Latinoamérica con más casos confirmados de coronavirus.
De las 10.519 pruebas realizadas el domingo, 2.660 salieron positivas, lo que supone un 25 % del total, una de las tasas más altas también desde que hace mes y medio las autoridades peruanas comenzaron a tomar muestras de manera masiva, lo que ha hecho de Perú uno de los países que más pruebas toma en Latinoamérica.
Las autoridades peruanas continúan esforzándose por ampliar cada día la capacidad hospitalaria. A nivel nacional quedan disponibles 187 ventiladores mecánicos, la mitad de ellos en hospitales de regiones donde la incidencia de la enfermedad es menor.
Sin embargo, para la exministra de Salud Pilar Mazzetti, jefa del Comando Covid-19 formado por el Gobierno para atender la emergencia a nivel nacional, esto es muy insuficiente, ya que se necesitarían «entre 1.500 y 2.000».
El Ejecutivo peruano afronta la última semana de cuarentena en mitad de una gran tensión interna después de que presentaran su renuncia seis miembros del comité de expertos que asesoraba al Ministerio de Salud para afrontar la crisis.
Lo hicieron por discrepancias con las decisiones tomadas por el Gobierno, como el Colegio Médico, que no estaba de acuerdo a la hora de mantener la cuarentena y después atacó al ministro de Salud, Víctor Zamora, por no dar trato especial a médicos que pedían ser evacuados de Iquitos, la capital de la región Loreto.
A pesar de la situación, el gobierno autorizó que los menores de edad pudiesen dar paseos cortos acompañados en los alrededores de sus viviendas, una medida que también se ha tomado rodeada de polémica.
Información gracias a: https://www.france24.com/es/20200519-peru-brasil-colapso-sanitario-covid19-coronavirus
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