Un día de junio de 1969, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército estadounidense decidió desviar el río que fluía hacia las famosas cataratas, dejándolas completamente secas. Necesitando remover la gran cantidad de piedras que había caído al fondo, que acortaba por más de la mitad la altura de las cataratas, los ingenieros crearon un dique que ayudó a desviar a los ríos que las nutrían por varios meses.
Para ese entonces, hacía más de cien años que nadie había visto los cimentos que yacían abajo del agua que corría. Lo que al principio fue una maniobra estratégica, devolverle altura a las cataratas se convirtió en un experimento de ingeniería que atrajo a miles de personas y dejó unas fotos deslumbrantes.
La hazaña fue conducida por unos ingenieros estadounidenses que diseñaron una manera de frenar los 287.691 litros de agua que caen por las cataratas cada segundo. A pesar de no ser muy altas (miden 11 pisos aproximadamente), las cataratas se destacan por su ancho. Por allí pasa toda el agua que se llena los Grandes Lagos: los cincos enormes lagos en la frontera de Canadá y Estados Unidos. Las cataratas se dividen en tres, la estadounidense, la canadiense, y las mas pequeña llamada «el velo de la novia».
Las Cataratas del Niagara son conocidas mundialmente por su belleza y por inspirar una gran tranquilidad a sus alrededores, a pesar de la enorme fuerza de su caudal. Charles Dickens, quien las visitó en 1842, describió que sintió cuando estaba parada cerca de ellas, observándolas detenidamente: «Sentí lo cerca que estaba de mi creador,[y] el primer efecto, duradero un instante pero duradero: el tremendo espectáculo [de] la paz, la paz mental, la tranquilidad.» El historiador francés Alexis de Tocqueville, quien se dedicó a recorrer descubrir partes de los EEUU por diez años a mediados del siglo XIX, describió sentir una «oscuridad profunda y aterradora» durante su visita en 1831.
Además, las cataratas son reconocidas por representar uno de los grandes logros de los esfuerzos conservacionistas del siglo pasado. Fueron estas pujas ecologistas de cientos de personas que las mantuvieron fluyendo hasta el día de hoy. Uno de los grandes problemas que los ingenieros en el 1969 temían era la rápida erosión del piso donde el agua corría. Por suerte, ya habían sido convertidas en un parque nacional, lo cual permitía al gobierno estadounidense intervenir de manera unilateral y sin involucramiento de actores privados, para poder lidiar con los problemas de la rápida erosión. Pero esto no fue una casualidad.
A principios de la década de 1880, personajes como el pintor Frederic Church y el paisajista Frederic Law Olmstead, quien diseñó el Central Park de Nueva York, comenzaron el Movimiento «Niagara Libre», que proponía crear un parque alrededor del sitio para frenar las construcciones artificiales a su entorno. El movimiento terminó teniendo éxito ya que el gobierno designó al sitio donde estaban las cataratas como un parque nacional a principios del siglo XX. Algunos años después, los gobiernos de los Estados Unidos y Canadá decidieron comprar las partes alrededor de las cataratas con el objetivo de preservarlas libre de fábricas y hoteles que ya empezaban a contaminar el río. Después de 1950, los gobiernos de ambos países, preocupados por la erosión que ocurría naturalmente en el sitio, decidieron desviar el 50 % del agua de las cataratas por túneles submarinos a turbinas hidroeléctricas durante las horas pico de turismo. A la noche, el flujo de agua sobre las cataratas se reducía a la mitad de nuevo. Hoy las cataratas son manipuladas a través de 18 puertas que están corriente arriba. Esta es la razón por la cual las cataratas siguen teniendo un agua y un flujo estable hoy.
Es muy posible que dentro de algunos años, los ingenieros estadounidenses vuelvan a secar las cataratas, aunque esta vez con el propósito de mejorar la infraestructura de unos puentes adyacentes. Cuando las secaron en 1969, más de 100.000 personas fueron a ver a las maravillosas cataratas quedarse sin agua. ¿Será lo mismo la próxima vez?
Fuente: Noticias internacionales, infobae, cnn