El papa Francisco pidió hoy cuidar a los mayores porque «no son sobras de la vida o desechos que se deben tirar», sino personas que se han ocupado de criar a las generaciones más jóvenes, de darles amor y comprensión.
Así lo ha dicho el Papa en una homilía escrita y leída por el presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, el arzobispo Rino Fisichella, en una misa celebrada en la Basílica de San Pedro con motivo de la primera Jornada Mundial de los Abuelos y los Ancianos, que tiene lugar por iniciativa de Francisco este domingo.
Jorge Bergoglio no ofició la misa porque se está recuperando de la operación de colon practicada el pasado 4 de julio.
El Papa, que ha defendido siempre la atención a los ancianos, consideró en esta homilía que son «valiosos pedazos de pan que han quedado sobre la mesa» de las vidas de las nuevas generaciones, que pueden nutrirse de «la fragancia de la memoria».
«No perdamos la memoria de la que son portadores los mayores, porque somos hijos de esa historia, y sin raíces nos marchitaremos. Ellos nos han custodiado a lo largo de las etapas de nuestro crecimiento, ahora nos toca a nosotros custodiar su vida, aligerar sus dificultades, estar atentos a sus necesidades, crear las condiciones para que se les faciliten sus tareas diarias y no se sientan solos», dijo.
Pidió a los jóvenes que se pregunten si visitan a sus abuelos con frecuencia y los escuchan, y les animó a no arrepentirse «mañana de no haberles dedicado suficiente atención».
Subrayó que los abuelos se han hecho cargo de los jóvenes, les han criado y les han escuchado: «Habiendo tenido una vida a menudo muy sacrificada, no nos han tratado con indiferencia ni se han desentendido de nosotros, sino que han tenido ojos atentos, llenos de ternura».
«Cuando estábamos creciendo y nos sentíamos incomprendidos o asustados por los desafíos de la vida, se fijaron en nosotros, en lo que estaba cambiando en nuestro corazón, en nuestras lágrimas escondidas y en los sueños que llevábamos dentro. Todos hemos pasado por las rodillas de los abuelos, que nos han llevado en brazos», expuso.
Francisco criticó las sociedades actuales, demasiado atareadas e indiferentes, incapaces de atender a estas personas mayores que «hoy tienen hambre» de las generaciones jóvenes, de su ternura y de su atención.