En EE.UU., varios manifestantes se congregaron frente al hospital de Los Ángeles donde se encuentran internados en estado grave dos ayudantes del ‘sheriff’ después de recibir disparos de un desconocido encapuchado. Según el Departamento del Sheriff del condado, algunas personas bloquearon las entradas al centro médico y llegaron a gritar «¡Esperamos que mueran!» antes de ser dispersados por la Policía.
El presidente Donald Trump se mostró enfurecido por lo ocurrido. «Si mueren, juicio rápido [y] pena de muerte para el asesino. La única forma de detener esto», tuiteó el domingo.
En realidad, si los agentes murieran y el asesino fuera capturado y juzgado, la ley de California permitiría la pena de muerte. Sin embargo, nadie ha sido ejecutado en California desde 2006, y el gobernador Gavin Newsom emitió una moratoria sobre las penas de muerte el año pasado. La pena capital puede ser ordenada por el sistema de justicia federal, pero en la práctica la mayoría de las condenas a muerte son dictadas por tribunales estatales.
Este sábado un desconocido encapuchado se acercó a un coche patrulla aparcado cerca de una estación de metro de Los Ángeles y disparó varias veces contra dos ayudantes del ‘sheriff’.
El sospechoso —que aún no ha sido detenido— «abrió fuego sin previo aviso o provocación» por parte de los agentes y ha sido descrito por el ‘sheriff’ del condado de Los Ángeles, Alex Villanueva, como un «hombre de piel oscura».
Los agentes, un hombre de 24 años y una mujer de 31, fueron ingresados en un hospital y se encuentran en estado crítico, «luchando por su vida».
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