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El perro que sobrevivió a las torturas del cártel de Los Zetas

Los narcos probaban en él las crueldades que le harían a las personas secuestradas. Ahora es protagonista de campañas contra el maltrato animal

Cuando “Pay de Limón” está enfrente, inmediatamente cambia la atmósfera. En su rostro parece que siempre tiene una sonrisa, su personalidad juguetona no deja adivinar su triste pasado.

Este perro que ahora tendrá unos 9 años es una más de las víctimas del crimen organizado en México.

En 2011, cuando tenía 10 meses, fue encontrado en un basurero en Zacatecas, luego de distintos operativos para capturar a los cabecillas en ese estado del grupo criminal de Los Zetas, uno de los más sanguinarios del país.

El cachorro había sido usado por el cartel para practicar los métodos de tortura que después emplearían en sus víctimas, como el corte de dedos, lo cual lo dejaría sin poder usar sus dos patas delanteras.

Cuando ya no le sirvió más al grupo criminal para sus experimentos, fue abandonado en un basurero sangrando, sin poderse mover y en un estado de salud delicado. Una llamada anónima alertó a la Asociación Civil Milagros Caninos –ubicada en Ciudad de México-, que logró rescatar al perro con vida y trasladarlo a la capital del país para darle tratamiento.

La versión de que Los Zetas habían practicado sus mutilaciones con el cachorro fue comprobada por los vecinos, que entraron en contacto con la agrupación.

Milagros Caninos es una Asociación Civil dedicada al rescate de perros enfermos, ancianos, abusados sexualmente y en estado crítico, para tratar de que sus vidas tengan un giro.

Fundada oficialmente en 2006, la organización cuenta con un área de perros discapacitados, una para perros torturados, otra para los de la tercera edad, una quinta para enfermos de cáncer, una más para cuarentena, una de rehabilitación, una de gatos y una zona de terapias.

El caso de “Pay de Limón” ha conmovido a los mexicanos, quizás porque es una prueba simple, brutal y conmovedora de la crueldad de los cárteles de la droga.

“Mi intención no fue dar conocer a su historia. No recuerdo cómo se hizo tan grande, cómo fue que empezó. No sé si lo conté en algún medio, pero no con tanto detalle, pero así hemos ido a varios países tratando de promover el no maltrato animal”, contó en 2016 a Infobae México, Patricia Ruiz, fundadora de Milagros Caninos.

La luz después del horror

El perro, una mezcla de pastor belga malinois necesitó de muchas caricias y cuidados para recuperar la confianza en el hombre, pero aceptar unas prótesis que le permitieran volver a caminar fue una de las partes más difíciles.

Primero fue necesario encontrarle las prótesis perfectas, lo que lo llevó hasta Washington, donde se le construyeron unas 3D, fabricadas con fibra de carbono y una capa interna acolchonada, que deben cambiarse cada año. Durante semanas se negó a aceptarlas, por lo que fue necesario adaptarse a sus tiempos.

«Primero se las poníamos 5 minutos, luego 10, luego 20 y así hasta todo el día, sólo hay que quitárselas por las noches, para que pueda descansar», comentó Ruiz.

Antes de que «Pay de Limón» regresará a correr y a jugar, recibió terapia psicológica para perderle el miedo a los humanos- «El veterinario hizo su parte, pero nosotros tuvimos que darle otro tipo de tratamiento a base de amor de caricias y haciendo todo lo posible por ganarnos su confianza», dice Patricia.

Sabe que la historia del can no es fácil, pero afirma que ya no se detiene a pensar en ella “porque tenemos casos mucho peores. Lo que tratamos de hacer es curarlos que ellos se sientan queridos que vivan con nosotros y que el pasado se dejé atrás”.

Este can no está en adopción porque ahora es un activista de Milagros Caninos por el respeto de los derechos animales.

México ocupa el tercer lugar en el mundo en maltrato animal, según información de la Cámara de Diputados. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que los animales que sufren el peor trato en el país son los perros, de los cuales sólo 30%, de aproximadamente 18 millones, tienen un hogar.

“Pay de Limón” ahora lucha por dos causas: que se acabe el maltrato animal y que se castigue a los responsables de organizar peleas de perros, un delito que en Ciudad de México se penaliza con 4 años de cárcel, pero que pocas veces se consigna a los responsables.

En estas peleas se juegan hasta USD 1,000 dólares por cada combate, que dura aproximadamente media hora.

Como parte de su lucha, “Pay de Limón” se convirtió hace tres años en el primer perro en ingresar a la Cámara de Diputados mexicana; aunque no llegó hasta la tribuna, dejó expreso su deseo para que desde este recinto se elaboren leyes que hagan justicia a los animales y que se castigue a todos aquellos que no las respeten.

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