¿Hay una pandemia cada 100 años para reducir la población mundial?
a mentira que recorre las redes: ¿Hay una pandemia cada 100 años para reducir la población mundial?
“Amigos, no pueden ser tan inocentes de lo que en realidad está pasando. Se llama nuevo orden mundial. Reducen la población mundial. Pasa cada 100 años”, dice un mensaje viral difundido los últimos días a través de Whatsapp, Facebook y Twitter.
No se desencadena en el planeta una pandemia cada cien años para reducir la población mundial, como afirman algunos mensajes que se han propagado con rapidez en WhatsApp y redes sociales a raíz de la expansión del coronavirus.
«Amigos, no pueden ser tan inocentes de lo que en realidad está pasando. Se llama nuevo orden mundial. Reducen la población mundial. Pasa cada 100 años», asegura un mensaje viral difundido los últimos días con ligeras variaciones a través de Whatsapp, Facebook y Twitter, que se hace eco de una hipótesis recogida hace dos meses en un artículo, replicado a su vez en otra web a finales de marzo.
Tanto los mensajes virales como los artículos publicados en webs basan su teoría en las mismas crisis sanitarias, a las que relacionan con fechas separadas exactamente cien años entre sí: 1720, 1820, 1920 y 2020.
DATOS: Es una mentira sin base histórica, médica ni demográfica: Las fechas citadas son inexactas, corresponden a brotes que en algunos casos no fueron pandémicos y omiten otra pandemias sucedidas entre 1920 y 2020. Además, estos graves episodios de crisis sanitaria no responden al objetivo premeditado de reducir la población, según explican especialistas en Historia.
El primer ejemplo de este mensaje viral es la peste que asoló la ciudad francesa de Marsella en 1720 y ya contiene una inexactitud, porque no fue una pandemia, puesto que «prácticamente no salió de dicha ciudad» según explica Luis Montiel, catedrático de Historia de la Medicina en la Universidad Complutense de Madrid.
«No se puede empezar a construir una mentira de peor manera», afirma Montiel, ya que esta peste, causada por la llegada de un barco mercante contaminado, no se extendió más allá de los alrededores de la ciudad, que se puso en cuarentena, por lo que no tuvo efecto pandémico.
Mucho más lesivas para la población europea, según el académico, fueron la «Peste de Justiniano» iniciada en torno al año 541 en el Imperio Romano o la «Peste negra» a partir de 1347, por la que murió «entre un cuarto y un tercio de la población europea de la época», apunta Montiel. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra sus víctimas en 50 millones de personas.
El cólera
El segundo ejemplo citado por el mensaje es una pandemia de cólera, que la mentira ubica en 1820, pero comenzó en 1817 en el delta del Ganges (actuales India y Bangladés) y su expansión se produjo por el avance de la colonización inglesa.
El cólera vivió desde entonces una gran cantidad de oleadas pandémicas, iniciadas en 1829, 1852, 1860, 1881, 1899 y también en el siglo XX, a partir de 1960 en España y más tarde en Latinoamérica, según precisa María Isabel Porras, catedrática de Historia de la Ciencia en la universidad española de Castilla-La Mancha.
En el caso de América Latina, esta epidemia causó más de 4.000 muertes en los años 90, de acuerdo con datos de la OMS.
Gripe española
El tercer ejemplo en esta supuesta secuencia de pandemias cada cien años es la «Gripe Española», que la mentira sitúa en 1920, aunque se desató unos dos años antes.
La mal llamada «Gripe Española» se originó en 1917-18 en campamentos militares en Estados Unidos y llegó a Europa con sus soldados durante la I Guerra Mundial, según los distintos expertos consultados.
Aquella sí fue una pandemia que costó millones de vidas. Su nombre, según puntualiza la OMS, se debe a que se informó sobre ella en España, que entonces era país neutral en la llamada Gran Guerra y, por tanto, no estaba sujeto a la censura que imperaba en las naciones contendientes.
Antón Erkoreka, especialista en Historia de las Enfermedades y director del Museo de Historia de la Medicina de la Universidad del País Vasco, en el norte de España, cifra la mortalidad provocada por esta pandemia de gripe en 40 millones de personas, sobre todo adultos jóvenes, lo que representaba un 2,5 % de toda la población mundial, mientras que en Europa falleció a causa de ella un 1% de los habitantes del continente.
Sin embargo, la «gripe española» no ha sido la última pandemia antes del COVID-19. Entre 1918 y 2020 se han extendido por el mundo un buen número de brotes de gripe pandémica. De acuerdo con datos de la OMS, un brote en China en 1957 se llevó un millón de vidas y otro en 1968 causó entre uno y tres millones de muertes.
La gripe porcina (A1H1) de 2009 se extendió desde México a más de 200 países con una mortalidad entre 100.000 y 400.000 personas, según la agencia de las Naciones Unidas para la salud. Otros brotes, como la gripe aviar de 1997 o el SARS de 2002, tuvieron una alta mortalidad, mientras que el MERS de 2015 generó más de 450 muertos con 2.500 casos, recuerda Erkoreka.
Muy recientemente, el virus del Ébola costó más de 11.000 vidas entre 2015 y 2016 en varios países del África occidental. Y otras enfermedades, como el SIDA, han matado desde 1981 hasta nuestros días a más de 32 millones de personas, según la agencia especializada de Naciones Unidas ONUSIDA.
La población mundial no deja de crecer
Aún pese a todas estas pandemias, la población mundial ha seguido creciendo. En 1950 vivían en el planeta unos 2.600 millones de personas, en 1987 se alcanzaron los 5.000 millones y en 2019 la cifra ha llegado a 7.700 millones, según cálculos de la ONU, que prevé un incremento de 2.000 millones más para 2050.
Es evidente que no se puede considerar que todas estas epidemias y pandemias tuvieron un impacto global mundial en la reducción de la población, porque no fue así», argumenta María Isabel Porras, quien recuerda que a las víctimas por las crisis sanitarias del siglo XX hay que unir el coste en vidas humanas de las guerras mundiales.
Y detrás de la expansión de pandemias tampoco hay un objetivo político premeditado de mermar la población. Según explica Luis Montiel, el origen de todas ellas tiene que ver con «la acción humana», pero «siempre de forma involuntaria: Movimientos de tropas, cambios ecológicos en territorios vírgenes en nombre de su explotación comercial o industrial…».